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Enero 27, 2015

 

La sexualidad en la familia

por Sonia A. Zoricic

 

 

Hablar de sexo con mamá y/o papá suele resultar incómodo. A veces por vergüenza, otras porque son ell@s quienes evitan el tema. MAIME habló con la ginecóloga y obstetra Dra. Miriam Al Adib Mendiri sobre los tabúes sociales que nos impiden hablar de la sexualidad de la mujer y analizamos cómo las carencias afectivas en la niñez, afectan nuestra manera de relacionarnos en pareja. 

Vivía esos días en que aún le gustaba jugar con muñecas, pero también le interesaba ver las novelas donde los protagonistas se comían a besos. Era la etapa en que ya no era niña para ciertas cosas, pero tampoco tan grande para otras. Los cambios físicos empezaban a acelerarse, las amigas ya empezaban a menstruar, la curiosidad por saber qué hacían las parejas desnudas debajo de las sábanas en la novela de la noche. Aún de vez en cuando, le gustaba jugar con sus muñecas. Claro que todo lo que hacía con ellas era enrollarlas con su novio, hacer que se besaban y desnudarlos para frotarlos debajo de las sábanas. Pasaron unos días y se había olvidado que había dejado a la parejita desnuda en su camita de muñecas. Una noche, mientras cenaban en familia, el padre le suelta delante de todos:

 "Vi lo que hiciste con tus muñecos. Eso no se hace, no me ha gustado nada. No lo vuelvas a hacer."

 

En segundos a ella se le subieron los colores y le brotó la vergüenza de oir esas palabras de boca de su padre. Obviamente ella no quería ni hablar del tema, pero estaba segura que su padre tampoco, así que tras su silencio, ambos dieron por cerrado el tema. Todo quedó allí y no existió nunca una conversación sobre el deseo sexual, los cambios que estaba atravesando, y ni hablar de relaciones sexuales. Era pedir demasiado. 

A su madre también el tema le resultaba más cómodo evadirlo. Cuando se enteró que su hija había tenido su primera relación sexual a sus 16 años y que la chica no estaba segura de haber utilizado protección en todo momento, tuvieron una discusión que la hija no olvidará jamás:

 

Madre: -"¡¿No sabes que tienes que usar siempre preservativo?!"

Hija: -"No sé...nunca me hablaste de sexo."

Madre: -"¡¿Pero no lo has visto en la tele?!"  (sic)

 

No cuesta mucho imaginar lo poco que le habrán explicado a esta madre sobre pedagogía. Lo cierto es que para este matrimonio, hablar de sexualidad con dos hijas mujeres no resultaba nada sencillo, por la cantidad de prejuicios y tabúes que tenían sobre el tema, y consideraron que era más oportuno delegar esta tarea en manos de la escuela. Claro que de sexualidad uno aprende en "la escuela de la vida", y el colegio se limita a explicarnos la parte fisiológica y la de prevención de transmisión de las enfermedades sexuales (ETS). 

 

 

 ¿Por qué nos cuesta tanto hablar de la sexualidad femenina?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Acompañar la sexualidad

 

Cuando hablamos de educación, deberíamos contemplar que la sexualidad está incluida como una parte más en la vida de las personas.  Hablar de sexualidad debería ser algo natural para l@s niñ@s, desde pequeñ@s. Reconocer nuestro propio cuerpo, nuestra necesidad de tocarnos, explorarnos y reconocer en los cuerpos de mamá y papá aquellas diferencias que los identifican. La sexualidad la aprehendemos de lo que nos explican pero también de la manera en que vemos que nuestr@s padres se relacionan con sus cuerpos. 

 

Sobre este tema consultamos a la Dra. Miriam Al Adib Mendiri (ginecóloga,  obstetra y bloggera, que conocimos a través de su blog "Mujer al día en ginecología"), y le preguntamos sobre los conflictos que observa en las jóvenes en relación a su sexualidad. Según Al Adib, "existe en la actualidad un desconocimiento brutal de la sexualidad y del propio cuerpo de la mujer. Todo lo que exceda la relación coital no se contempla como sexualidad." 

 

En su artículo "¿Qué les pasa a las adolescentes?", Miriam Al Adib da cuenta de un complejo sistema a nivel socio-educativo-cultural que dificulta a las adolescentes el poder conocerse, explorarse y valorarse, y en el que se promueve la dependencia y la aprobación de otr@s para sentirse seguras. La falta de autoestima y de confianza en sí mismas proviene de la educación recibida, de las exigencias de una cultura consumista que promueve un concepto de mujer-bella-ultradelgada, y una sociedad patriarcal donde la mujer vive a la sombra del hombre, en cuestión de derechos y valores.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"La educación sexual pasa por facilitar el autoconocimiento de un@ mism@ y la capacidad de conectar con su propio cuerpo, con los cambios fisiológicos (es decir, normales) que se producen más allá de los tabúes, así como también conectar con el mundo de sus emociones, alejando los tabúes socialmente impuestos: 'hacer consciente qué quiero, qué busco, qué me pasa, qué necesito realmente, por qué hago esto o lo otro, y lo más importante: deben aprender valorarse y amarse a sí mismas, antes de buscar que sean otras personas las que las valoren o acepten” (Miriam Al Adib, en "¿Qué les pasa a las adolescentes?")

Brindar una educación sexual adecuada, de calidad, implica hablar desde pequeñ@s con normalidad sobre los cambios que viven nuestros cuerpos, el deseo sexual, y la auto exploración. "Pensar en una educación sexual que solamente se enfoque en cómo poner un preservativo o tomar la píldora pos-coital es muy pobre por sí solo. Debe transmitirse una educación sexual que incorpore al ser humano puesto que la sexualidad es inherente a él.", concluye Al Adib.

La represión de las emociones también es un tema cultural. Cuando desde pequeñ@s nos limitan a expresar lo que sentimos (Ver "No llores") o a reprimir las emociones, estamos aprendiendo a desoir nuestro sentir. Así nos vamos desconectando de nuestras sensaciones, de nuestros sentimientos y de lo que nuestro cuerpo nos manifiesta. Las graves carencias afectivas y los problemas de autoestima son el resultado de la falta de una contención emocional desde la infancia. 

'THE SEX TALK: 10 TIPS!'  by Laci Green - Twitter: @gogreen18 - Facebook: officiallacigreen

Por todo lo expuesto, podemos detallar una serie de circunstancias que en su conjunto, crean un entorno hostil para que las adolescentes puedan desarrollarse como mujeres seguras de sí mismas:

Padre y madre trabajan todo el día fuera y queda desatendida la relación con los hij@s.

 

 

Adolescentes que pasan mucho tiempo sol@s o frente a la tele y/o internet, aislados de su entorno.

 

 

Uso inadecuado -o poco supervisado- de las nuevas tecnologías.

 

 

Falta de tiempo, comunicación o instancias de diálogo entre padres e hijos.

 

 

Consumismo de: estereotipos de belleza inalcanzables, ideal de felicidad que se obtiene con tal o cual marca (de ropa, móvil, etc.) y concepción del materialismo como una forma de encajar en la sociedad.

 

 

 

 

Idealización del amor: creer en el amor romántico como la respuesta a las carencias afectivas que viven las niñas por la falta de amor incondicional por parte de la madre y/o del padre.

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