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No llores

Frases que venimos escuchando desde que nacimos: "Ya estás grande para llorar", "Lloras por todo", "Deja de llorar", "¡No te quiero escuhar llorar un minuto más!".

De mil formas nos vienen transmitiendo que llorar no está bien, que debemos aguantarnos y tragarnos el sufrimiento.

Querida amiga, quiero contarte que reprimir el llanto en l@s niñ@s, es algo que se viene repitiendo desde hace siglos. Se nos inculca que debemos ser fuertes y que llorar es cosa de débiles.

¿Por qué mostrar nuestras emociones es algo de débiles?

Querida amiga, quiero contarte un secreto que te han ocultado durante toda tu vida. Quiero contarte la verdad que se esconde detrás de la represión de tu dolor.

L@s adult@s tienen problemas para recordar cómo se sentían de niñ@s. Olvidan por qué lloraban, por qué sufrían....lo olvidan porque les han enseñado a hacerlo. Les han enseñado -muchas veces a fuerza de golpes- que deben aguantarse el dolor sin llorar.

Hoy te diré lo que le pasa a un padre o a una madre que no aguanta verte llorar. Puede que le duela verte triste, y reacciona enfadándose o gritándote porque no sabe cómo tratarte. Pero de lo que sí estoy segura, querida amiga, que esa persona que no aguanta oir un llanto de un@ niñ@ es porque no es capaz de escuchar el llanto de su propi@ niñ@ interior. Es@ niñ@ que alguna vez fue y que tapó su dolor para "seguir adelante".

Yo te invito, querida amiga que lees esto, a que busques tu espacio, tu momento, y que si tu corazón duele, liberes esa carga a través de las lágrimas. Llora sola o acomapañada, pero llora donde nadie te juzgue ni corte tu necesidad de sacarlo todo para afuera. Grita, gime, llora...es TU dolor, es TU emoción. Eres libre de manifestarlo cuando lo necesites.

Por eso, querida amiga, cuando alguien te diga "No llores", recuerda estas palabras y sabrás mirar a ese ser de otra manera, sabiendo que con esa persona tal vez no puedas llorar pero tu llanto no es de su propiedad y tú puedes decidir dónde, cuándo y con quien derramar tus lágrimas. Es tu derecho, por el sólo hecho de ser quien eres.

Te animo, amiga, a que cuando hayas acabado de liberar tu dolor, te rodees a ti misma con tus brazos y te abraces fuerte, como esos abrazos que se dan a alguien que hace mucho tiempo no ves. Date las gracias por darte la posibilidad de sentir, sin juzgarte, sin buscar culpables ni cultivar odios.

Nadie más que tú necesita tu abrazo y tu amor.

Con todo mi amor para ti,

Sonia

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